Màximo Gonzàlez Devoto (Buenos Aires 1954) Autodidacta. Desde el año 2001 trabaja en arte digital. Estudiò publicidad y medios de comunicación en La Universidad del Salvador. Realizo cursos de Photoshop y manipulación de imagen en La Universidad de Buenos Aires. Transito también el camino de la música, componiendo y ejecutando guitarra. Sus maestros fueron Walter Malosetti y Oscar Alemàn Ha publicado sus imágenes en Saatchi Art.com y en Open Sea.com. Actualmente se encuentra trabajando con La Galerìa del Paseo, Punta del Este/Lima. En marzo de 2024 realizò la muestra HOLOGRAM con la curadorìa de Jacqueline Lacasa. Hace 10 años que vive y trabaja en Uruguay.






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La misteriosa potencia de los objetos
“El universo no es una materia muerta a la que se añade a veces la vida orgánica, sino un enorme organismo, un algo en evolución.”
Jane Bennett, Materia Vibrante, una ecología política de las cosas

Desde la antigüedad, el universo parece ponerse por delante como un espacio inabarcable, como una infinita evidencia de nuestra búsqueda de lo sagrado o en conexión con el acceso al conocimiento. Esa necesidad de percibir el mundo y sus esferas es la que encontramos en la obra de Máximo González Devoto, quien a través del lenguaje digital genera un conjunto de significativa sensibilidad. Las esferas constituyen en sí mismas planos únicos, desde planetas hasta puntos en fuga, habitáculos ultrasensoriales, flujos de creación que finalmente operan en un paisaje singular. Este paisaje se caracteriza por líneas austeras y exactas, que se proyectan entre la ambigüedad de lo inhóspito y la resiliencia frente a la sobrevivencia de la condición del ser. Ante el estado de contemplación a que nos lleva la obra, es imposible no pensar en el carácter que la humanidad ha dado a las esferas. Ya los antiguos griegos creaban teorías sobre las esferas, en donde los planteas y satélites naturales constelaban en un estado de armonía pautado por el tiempo y el sonido, en definitiva, por la música. No es extraño asociar estos conceptos a la obra de un artista que a compuesto música. Esta línea de trabajo, que lleva más de dos década, fue gestando universos en donde las esferas se exponían en prominente salto a la 3D, con una confección extremadamente exigente, que encuentra en el lenguaje del arte digital un exponente certero de lo que son estos universos. Se trata de obras en las que la curva es pulida por el artista para llevarlo más allá, para ir hacia la cara oculta de las cosas. Hay mensajes en sus pinturas que nos orientan hacia un futuro posible. Presenciamos una suerte de suspensión de los acontecimientos vitales, pero sin embargo, ante ellas, sabemos que debajo de nuestros pies la tierra está girando y nosotros con ella. Sabemos también que la armonía nace del tiempo y de una razón sagrada, matemática y por lo tanto es pasible de una abstracción. Es allí donde la geometría y su despliegue espacial nos enfrentan con nuestra capacidad de representar las fuerzas que operan en los objetos cotidianos, y aún aquellos que escapan a nuestros límites. Estas obras tienen en su confección la doble característica: por una parte nos plantean un viaje hacia lo íntimo y subjetivo, y por otra, recuerdan todo aquello que esta fuera de nuestro entorno, todo lo que nos excede y que nos lleva a convivir con la incertidumbre, y con la esperanza que encierran la misteriosa potencia de los objetos.
Jacqueline Lacasa

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maximo@gonzalezdevoto.com